Enfoque centrado en virtudes y habilidades indispensables de liderazgo
Nuestro modelo de liderazgo está fundado no sólo en la adquisición y desarrollo de técnicas y habilidades transversales para la vida profesional sino, principalmente, en virtudes y valores que doten de estabilidad a la personalidad. Esto imprime en nuestros participantes el anhelo de ser genuinos arquitectos del cambio y profesionales altamente competentes en sus respectivas áreas del saber.
Liderazgo trascendental: Recuperando a la persona
Muchas cosas han cambiado, sin embargo, la persona en su dimensión más radical permanecerá. El sentido personal no es un constructo humano, sino de Dios. Como señala Juan Pablo II: “La vocación de cada uno se funde, hasta cierto punto, con su propio ser: se puede decir que vocación y persona se hacen una misma cosa”. La ciencia del hombre (antropología) debe ser verdadera para delinear una ciencia del crecimiento humano (ética), que provenga de esa correcta visión de quién es la persona, de lo contrario, el propósito podría estar deformado o reducido a formas de vida que, a mediano o largo plazo, desencadenarán en una profunda desolación, oscureciendo la inteligencia, atrofiando el querer de la voluntad y lo que es aún más grave, una ignorancia del sentido personal.
Metodología efectiva para el entrenamiento de la voluntad
Rompiendo con algunas metodologías desfasadas e inadecuadas, empleamos formas de aprendizaje experiencial que te sumergen en situaciones del mundo real. Desde simulaciones, campamentos, casos prácticos, learning camps y otras estrategias de enseñanza que se orientan a fortalecer la voluntad. Cada programa está diseñado para que aprendas haciendo, consolidando no sólo conocimientos, sino también habilidades prácticas y decisiones prudentes.
Acompañamiento en las distintas etapas de la vida
El Centro de Liderazgo para el Desarrollo busca contribuir en la formación de niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Cada etapa de la vida humana tiene características particulares, desafíos y necesidades propias de una fase de la vida, por ello nos regimos bajo un modelo de liderazgo que va más allá del éxito social o profesional, y más bien procuramos cultivar a la persona mediante la adquisición de virtudes que favorezcan una vida plena. La virtud no es una moda o tendencia, es el medio por excelencia para encaminar la vida hacia un propósito, a la altura de la grandeza y la dignidad de la persona.