En un mundo que cambia rápidamente y presenta desafíos enormes a los padres, nuestros niños necesitan algo más que mera transmisión de información: necesitan formación interior, necesitan virtudes, criterios y herramientas emocionales que los preparen para la vida real.
Emocionarte es un programa de formación en liderazgo y virtudes para niños de 3 a 12 años que, durante más de 11 años, ha acompañado a cientos de familias sembrando en sus hijos la confianza, el autocontrol, la empatía y la grandeza de corazón que tanto se requiere para sembrar la semilla de magnanimidad en sus corazones.
Inspirado en autores como David Isaacs, y respaldado por una metodología que une el juego, el arte, la reflexión y el movimiento, Emocionarte permite que los niños crezcan con alegría, pero también con aprendizajes que hunden sus raíces en la formación del carácter. Porque los grandes líderes del mañana se forman desde la infancia, con orden, templanza y servicio.
Aportes clave a la formación en virtudes para niños:
- La virtud como hábito operativo bueno:
La virtud como la fuerza interior que contribuye a que los niños adquieran buenos hábitos. Por tanto, las virtudes deben practicarse desde pequeños hasta que se conviertan en parte del carácter del niño. - Educación personalizada:
cada niño es único, con ritmos de maduración distintos. Por eso, la formación en virtudes debe adaptarse a su edad, temperamento y contexto familiar. - Virtudes fundamentales para la infancia:
Se propone trabajar en las siguientes virtudes desde edades tempranas:- Obediencia: no como sumisión ciega, sino como apertura al bien guiado por la autoridad legítima (padres, maestros).
- Orden: como base del equilibrio interior y la eficacia exterior.
- Templanza: aprender a controlar impulsos, deseos y emociones desde lo pequeño (dulces, pantallas, rabietas).
- Responsabilidad: asumir consecuencias y compromisos apropiados a su edad.
- Generosidad y sinceridad: como pilares de la vida social y afectiva.
- El ejemplo como método pedagógico:
El ejemplo de los adultos es más eficaz que cualquier teoría. Los niños imitan lo que ven. Por eso, formar en virtudes implica primero vivirlas como padres y educadores. - La familia como escuela de virtudes:
El hogar es el primer y más importante ambiente formativo. Los hábitos de orden, diálogo, afecto y responsabilidad que se inculcan en casa son el terreno donde crecen las virtudes.